Bitácora rebelde del programa LA ENREDADERA que emitimos desde hace casi 10 años en la emisora libre RADIO TOPO. Puedes escucharnos cada domingo de 21 a 23 horas en directo en el 101.8 de la FM zaragozana o descargarte nuestros sonidos en la web www.archive.org ¡¡Escucha nuestros programas, entrevistas y cuñas en este mismo blog!! ¡¡ROMPE LA INCOMUNICACIÓN!!

miércoles, 30 de julio de 2008

Mexicanas


Tlazoltéotl, luna mexicana, diosa de la noche huasteca, pudo hacerse un lugarcito en el panteón macho de los aztecas.Ella era la madre madrísima que protegía a las paridas y a las parteras y guiaba el viaje de las semillas hacia las plantas. Diosa del amor y también de la basura, condenada a comer mierda, encarnaba la fecundidad y la lujuria.Como Eva, como Pandora, Tlazoltéotl tenía la culpa de la perdición de los hombres; y las mujeres que nacían en su día vivían condenadas al placer.Y cuando la tierra temblaba, por vibración suave o terremoto devastador, nadie dudaba:–Es ella.


Eduardo Galeano

domingo, 27 de julio de 2008

Nuestro valle

“ Si tú me quieres morena
cruzaremos el Cinqueta.
No tengas miedo del río,
que yo te llevo amor mío”(…)


Canta a mi lado una pareja
a su amor…
Al amor al valle,
las montañas
y el río.
A los seres que la habitan
Y a quienes de vez en cuando,
aunque sólo sea un ratico
disfrutamos del Pirineo.

viernes, 18 de julio de 2008

Un recuerdo a otro grande de Zaragoza


El Whel. Ya han pasado 3 años. Gran pintor y estupenda persona.
¡¡Aupa esos coloreadores de la gris ciudad!!

El despertar de la lucidez


El despertar de la Lucidez puede no suceder nunca, pero cuando llega, si llega, no hay modo de evitarlo. Y cuando llega, se queda para siempre. Cuando se percibe el absurdo, el sin sentido de la vida, se percibe también que no hay metas y que no hay progreso. Se entiende, aunque no se lo quiera aceptar, que la vida nace con la muerte adosada, que la vida y la muerte no son consecutivas, sino simultáneas e inseparables. Si uno puede conservar la cordura y cumplir con normas y rutinas en las que no cree es porque la lucidez nos hace ver que la vida es tan banal que no se puede vivir como una tragedia.
Del guión de la película Lugares comunes, de Adolfo Aristarain (muy recomendable)
El cuadro, es The tree of life, de Klimt

martes, 15 de julio de 2008

Un Parque que hace aguas: una descripción subjetiva

(este reportaje está en proceso. Iremos incorporando otras fotos e informaciones que surjan. Las imágenes las he captado yo, excepto las dos primeras, que son de la red).

DESCRIPCIÓN SUBJETIVA

Un Parque que hace aguas

Nacho Escartín

Nace en Zaragoza el Parque Metropolitano del Agua. La publicidad oficial habla de un nuevo pulmón verde que triplica en dimensiones al que hasta ahora era el centro natural de Zaragoza (el Parque Grande) y que convertirá el futuro parque empresarial de Ranillas en un espacio aún más privilegiado. Campo de golf, Teatro Arbolé, sotos de ribera, negocios privados, noria siria, canal de aguas bravas,... ¡¡no son pocos sus atractivos!! La naturaleza no es la protagonista indiscutible, y el parque natural, ecológico y sostenible queda en entredicho.

Se habla del Parque Metropolitano del Agua, también denominado “Luis Buñuel”. “El parque de la Expo”, dicen algunos. En las empresas de comunicación para masas, este parque se cita como el espacio verde más grande de Zaragoza, con sus 120 hectáreas, su pulmón verde, el parque más importante de la ciudad, el mejor diseñado, el que más visitas recibirá en un futuro próximo. Un nuevo emblema, es decir, todo un ejemplo de buen hacer por parte del Ayuntamiento. Con tantas expectativas, una persona como yo, amante de los parques, árboles y espacios verdes públicos, no he tardado en visitarlo.

Mi primer viaje hasta el Parque del Agua fue nada más inaugurarse la Exposición Internacional Zaragoza 2008. Lo cierto es que no me imaginaba, entonces, que el parque pudiera ofrecerse a la ciudad en ese estado inacabado, con zanjas, material de obra y vegetación sin plantar. Decepcionante.

Sin embargo, les di una segunda oportunidad y esperé a que el Ayuntamiento de Zaragoza presentase públicamente el proyecto como terminado y apto para la visita de sus ciudadanos. Así que a principios de julio me dirigí de nuevo hasta el parque con mi bicicleta.

Al elegir este medio de transporte, pude hacer casi todo el recorrido por el carril bici, desde el Casco Histórico hasta el meandro de Ranillas. Hacía buena tarde, así que me crucé con un montón de personas que, como yo, aprovechaban la caída de sol para pasear con sus velocípedos por la ribera del Ebro. Me alegré al comprobar, como otras veces, la cantidad de zaragozanos que disfruta deambulando cerca del río. Pese a las numerosas talas en el plan de acondicionamiento del entorno del Ebro y otras muchas tropelías que se han ejecutado en su nombre, Zaragoza mira al Ebro con agrado, a pesar de que el río sigue sufriendo el azud y los dragados que le están imponiendo.

Para llegar al Parque del Agua, además de en coche o telecabina, puedes coger el autobús hasta allí (E2,E3, E4, E7 Avda. Ranillas) o llegar bordeando el recinto Expo. Pasas, desde fuera de la gris muralla que precinta la muestra, por algunos pabellones españoles, por el Iceberg y la Torre del Agua. Llega un momento, siguiendo el paseo por el que me conduce el carril bici, en el que interpretas que lo que queda a la derecha es el parque. A mi paso, ninguna señal ni indicación me precisa esa intuición. El parque no está vallado, menos mal, pero tampoco está bien señalizado. Para que os hagáis a la idea, por si todavía no lo habéis visitado, se accede por la parte trasera del Pabellón Siglo XXI, la nueva súper comisaría de policías de reciente construcción o más allá de la Torre del Agua. Para los que os desplacéis hasta él en bicicleta, la llegada es muy sencilla. Lo encuentras nada más pasar el cutre apaño realizado para que el carril bici sortee las marquesinas del paseo. Esta foto muestra la chapuza realizada, para que os echéis unas risas y os sirva de referente.

Yo entro por aquí, justo donde termina esta valla. Una entrada muy poco lucida a través de la cual te topas directamente con el Canal de Aguas Bravas, una de las principales atracciones del parque.

Se trata de un entretenimiento de imitación del rafting o deslizamiento en barca por los ríos. Pero no se baja por un río vivo, sino por un canal construido para ese fin, cuya agua se propulsa a una velocidad suficiente para el arrastre de barcas para unas ocho personas. Supongo que muy sostenible no es tener encendido todos los días las “4 bombas que permiten contar con un caudal máximo de 12 m3 por segundo” para mover semejante cantidad de agua por sus casi 350 metros de longitud y 6 de desnivel... Cuando yo llego, un grupo disfruta de su descenso. Es como bajar el río Gállego, pero sin estar en el río Gállego. Aquí no hay río, ni naturaleza, ni nada que no haya pasado por las manos del hombre. Lo demás es igual. El monitor entretiene al grupo con sus comentarios y los mete en la situación, haciendo que pasen un rato divertido y, a ratos, emocionante, con algún salto sin complicación. Este negocio privado dentro del parque ha sido concedido a Nautida, la cual cobra, como mínimo, 28 euros por persona por tres descensos de iniciación y ha diseñado la actividad para el disfrute de todo tipo de público. Sorprende que esta atracción haya sido homologada para la organización de competiciones internacionales”, como les gusta anunciar a sus promotores.

Me llama la atención que muchos de los caminos que te llevan por el parque son asfaltados o de tierra. El asfalto, desde luego, no me gusta para un parque, es duro y poco apto para largos paseos o entrenamientos para carreras. Los de tierra, en un territorio como el valle del Ebro, en el que el cierzo sopla muchos días con rasmia, supone polvaredas incómodas para el paseo. En cualquiera de los casos, coches particulares, furgonetas de empresas, vehículos de las policías y grúas, circulan sin restricciones por estas vías, algunos a grandes velocidades como el cochazo que vemos en la fotografía.

También se mueve por ahí el trencito turístico, que recorre el Parque con indicaciones de una amable azafata que va explicando detalles de la Expo y del propio espacio verde. Al igual que el Trencico del Parque Grande, su propulsión es a motor. En este caso, se ha perdido la oportunidad de introducir un vehículo sostenible para este menester. El precio del viaje es de 4 euros por cabeza.

Es evidente que el parque no está terminado. Se observan por doquier innumerables elementos de obra y material de construcción, desperdigados por muchos de sus espacios. En algunos casos, es difícil encontrar un paisaje en el que la vida natural transcurra con autonomía de las herramientas humanas. Hay vallas, sacos, grúas, camiones, plásticos,... y un buen puñado de árboles y plantas extendidos por el suelo esperando una pronta plantación. Dicen queen el Parque del Agua hay más de 40.000 arbustos y 25.000 árboles”, lo cual a primera vista dudo. Aquí van un buen puñado de fotos desde distintas perspectivas.

Da la impresión de que al parque le queda mucho trabajo por realizar para que, al margen del lento crecimiento de las especies vegetales, de cierta sensación a parque: a lugar verde, natural, en contacto directo con la vida vegetal y animal, en sosiego,...

También destaca en la zona más cercana a la Expo un complejo empresarial, un conjunto de restaurantes, bares y empresas, entre las que se encuentra el Teatro Arbolé. Antes de llegar allí, constato el binomio que no deja de cumplirse. Parque de la ciudad, sinónimo de cacas en los caminos. En este caso, las vistosas boñigas no son de canes, como es costumbre, sino de los caballos de la Policía Nacional con los que patrullan. ¿Usarán este estupendo nutriente para la tierra como compostaje natural para aportarle energías a las plantas?

A estas alturas del paseo, con el sol radiando con fuerza, apetece un traguico de agua. Pues resulta que no hay fuentes visibles ni señalizadas a la vista. Pregunto a unos bomberos descansando y a unos voluntarios de la Expo, y gracias a sus indicaciones encuentro la única fuente disponible, a priori, en todo el parque. Es un modelo curioso, también sin acabar, pero que me da agua del tiempo que es lo que buscaba.

En este parque, como novedad con respecto a otros parques “de barrio” de Zaragoza, hay Jardín Botánico. Más todavía, hay Jardines Botánicos, en plural, como se indica en algunos paneles. En ellos, se informa de algunas singularidades de las especies vegetales en muestra, que todavía no están lo suficientemente crecidas como para lucir vistosas para unos visitante ávidos de saberes sobre la vida vegetal. Las pocas personas que pasean por el parque se detienen en los paneles para informarse, lo cual me hace pensar que el pueblo tiene ganas de saber, y me alegra. En un característico alarde de cinismo local, uno de los paneles destaca los cultivos comestibles, las plantaciones destinadas a la alimentación humana que, en el parque, consta de frutales, viñedos, zarzales y plantas aromáticas. Una muestra cínica, decía, en una ciudad en la que se ha perdido, salvo alguna honrosa excepción, la fértil huerta mediterránea que propició el asentamiento definitivo de los humanos en este lugar. Precisamente, Ranillas, húmedo meandro sin urbanizar hasta hace unos pocos años, suponía la última huerta zaragozana, en la que las acelgas, como en otros lugares como el Galacho de Juslibol, crecen de manera silvestre. La publicidad oficial dice que “Una sociedad gestiona el jardín botánico ofreciendo cursos, talleres, recorridos guiados y una tienda de productos de botánica”, aunque yo no veo nada de eso.

Suena obvio que un parque denominado “del Agua” iba a dotar de un espacio destacado al líquido elemento. Me llama la atención los canales construidos, que puedes pasar por encima de sus feos puentes, de nuevo homenaje al hormigón. No es complicado fijarse en que la manera de cubrir de verde el suelo que llega hasta el agua ha sido con la colocación de mantos de césped, como el que ponen en algunos campos de fútbol. La mayor parte de estos mantos ya están amarillos, porque se han secado por falta de riego. Esta hierba está muerta, estéril y no volverá a crecer.

También me chocan los criterios elegidos para la plantación en algunas zonas del Parque. Se han plantado los árboles estrictamente alineados, en fila, rectos. Largas hileras geométricamente diseñadas, con los árboles a la misma distancia. No entiendo esta manera de crear un parque.

Llego hasta el complejo comercial. El Teatro Arbolé me sorprende. Por fuera, es muy feo, gris y metalizado, y está sin acabar. Tan solo un panel serigrafiado a color me indica que estoy donde quería estar. Entro para curiosear. Me recibe una chica, en funciones de azafata, que me explica que durante el verano, Arbolé está gestionando algunas de las actuaciones infantiles de la Expo, pero que también hay una representación diaria en esta sala, a cargo de una compañía que patrocina Acciona. Me dice que es algo sobre el agua y me repite lo de que es Acciona la que paga la propuesta. Precisamente Acciona, patrocinadora de la Expo y una de las empresas que más informes tiene en su contra en cuestiones de destrucción del medio ambiente y en el cumplimiento de los derechos humanos. Eso sí, la azafata me insiste en que me lleve unas invitaciones para cualquier tarde del verano. Hasta cuatro me llevo. Supongo que volveré.

La zona más animada del parque, sin duda, es la de juegos infantiles. Una decena de chiquillos se divierte en los columpios y tirolinas, rodeados de tierra, como en cualquier parque de cualquier barrio de Zaragoza, que no de las zonas más ricas de la ciudad, donde les ponen suelos de plásticos para que no se manchen los vestidos (vean la Plaza San Francisco, Sagasta o la Gran Vía). Los niños y niñas se divierten saltando, riendo y corriendo de un lado para otro.

Muy cerquita, la zona de bañoscon dos piscinas fluviales con agua depurada de manera natural” en la que no hay nadie bañándose (pese al calor a esas horas) y una playa de arena con más de “5.000 metros cuadrados y 200 palmeras, según dice la publicidad oficial. A esas horas, hay cuatro personas contadas disfrutando de las tumbonas. La playa, la verdad, me parece un cutre artificio. La zona de baño, paupérrima y enana. Pero para gustos, los colores.

En cuanto al centro termalque aúna el concepto tradicional de los baños públicos con las

últimas tecnologías en hidroterapia”, nada que decir, porque no lo encuentro o no me fijo en él.

Sí que me chocan las farolas que han instalado, ya que hasta que no se iluminan no me había percatado de lo que eran esos bloques de hormigón que bordean casi todos los caminos del parque. Yo creía que eran bancos individuales y posiblemente lo sean, pero es que además, por la noche se iluminan sus focos hacia el suelo. No dan mucha luz, pero tampoco hace falta, en mi opinión.

Lo que sí que impacta en el parque es el denominado "Pitch&Putt", un recorrido vallado de nueve hoyos con campo de pruebas y minigolf”. Un manto verde con hoyos para la práctica del golf que, en el momento de mi paseo, es regado con aspersores. Choca, y mucho, la imagen proyectada públicamente de los árboles con riego por goteo, cuyas mangueras son visibles porque ni siquiera se han soterrado, con el despilfarro de agua utilizado para regar un campo de golf que todavía está en desuso. Agua y desarrollo sostenible, dicen aquí. Agua para todos, dicen en Murcia. En ambos casos, agua para golf, una vez más. El “Las Ranillas Urban Golf” ocupa “8 hectáreas con un recorrido de 9 hoyos par 3. Los hoyos tienen una longitud de entre 70 y 200 metros con amplios tees y greens, bunkers de distintas dificultades y agua en algunos hoyos. Distintas y variadas zonas de entrenamiento, con una amplia pista de prácticas y putting green, que servirán de escuela para futuros jugadores de gol”f. Despilfarro y mal ejemplo, que choca con la publicidad que erige a este parque “en modelo de sostenibilidad y respeto al entorno natural”. También aseguran que “el mantenimiento del parque está articulado en torno a un sistema hidráulico integral y cerrado que parte de la captación del agua del río, su depuración y utilización en zonas de riego o de baño, y finalmente su nueva devolución al cauce, completamente filtrada de forma ecológica y natural (a través de unas láminas de decantación con vegetación). Toda el agua se distribuye a través de una red de canales y balsas que surcará todo el Parque Metropolitano del Agua”. Al no poder charrar con ningún técnico, no puedo asegurar esto.

Como símbolo de este compromiso de sostenibilidad han elegido una noria de agua gigante (16 metros de diámetro), diseñada por artistas franceses y realizada por artesanos sirios y aragoneses, que recuerda el pasado en común de los pueblos del Mediterráneo y el aprovechamiento sostenible de los recursos hidráulicos”. Y no han elegido mal símbolo, ya que la noria no gira por si misma, como indicaría su buen uso, sino que su tracción es a motor. La ruidera que origina, ante el símbolo de Endesa (reconocida empresa atacadora a los derechos humanos en el mundo y con epicentro en España), no me anima a quedarme mucho rato contemplándola.

Mi visita acaba cuando el sol comienza a desaparecer y las nubes de polvo incomodan el paseo. Me quedo sin conocer la zona de aventura junto al soto de ribera, pensada para familias. Desde la lejanía, contemplo los circuitos multiaventura para adultos y niños, con tirolinas y rocódromos, previo pago.

Para el próximo viaje, dejo pendiente el descubrimiento de la ribera, ya que se supone que “se ha conservado toda la masa vegetal autóctona del meandro, situada en el contorno perimetral del mismo, asegurando de este modo los procesos geomorfológicos naturales de las riberas del río”.

Abandono el parque por el Bulevar de Ranillas, en el que encuentro una enorme Comisaría Nacional de Policía, una aparhotel, un parking y oficinas de la Expo. Todo precioso.

Pueden decirnos que este parque es muy grande, que es muy bonito, que será más importante que el del Retiro o lo que les de la gana. Pero es un parque sin terminar, en el que el campo de golf tira para atrás, en el que destacan, por encima de la vegetación, los negocios empresariales. En el que su mantenimiento va a ser costoso para que los árboles y plantas crezcan en condiciones favorables. De momento, a menos de un mes de su inauguración, su imagen es deplorable. En una ciudad en el que el presupuesto en Parques y Jardines es vergonzoso, en donde no hay una plantilla pública de jardineros especializados en el cuidado de los espacios verdes, donde las arcas del Ayuntamiento están en bancarrota, como asegura el propio encargado de Economía, Paco Catalá. Preocupa, desde luego. El Parque Grande está pendiente de una reforma integral a partir del 2009, fruto de los acuerdos ciudadanos tras la Iniciativa Ciudadana para el Parque Grande (www.parquegrande.org), algunos parques de la ciudad están en un estado de abandono deplorable. Se amplian las zonas verdes en Arcosur o Valdespartera. Los árboles que se talan o se destrozan (como el que partieron en dos en La Plazoleta, en pleno corazón del Casco Histórico http://saludamoryrebeldia.blogspot.com) no se reponen en meses (hasta dos años dicen que tardan si llamas al teléfono del Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento).

El Parque es duro en verano, sin sombras ni fuentes, pero más duro puede ser en invierno al asentarse en terrenos inundables, con densas nieblas y muy bajas temperaturas.
El tiempo nos dirá si nos hayamos ante otro despropósito de los gerifaltes del poder, utilizando la ecología y la naturaleza para seguir en su status económico, o realmente Zaragoza celebrará el nacimiento de un nuevo parque para uso ciudadano en contacto con la vida natural.

lunes, 14 de julio de 2008

A Sergio Algora


Zaragoza no anda sobrada de personas.

Es una ciudad de gente,

sin duda.

Y ya se echa de menos a Sergio.

Sergio era vecino, camarero, escritor y músico.

Me pegué un verano entero

escuchando El Efecto Lupa en el balcón de mi terraza.

Daba a una comisaría

y yo ponía la música a todo trapo

tratando que algún policía se incomodara.

Disfrutaba mirando a las chicas que pasaban,

cantaba a berridos,

bailaba como un loco,

como manda El Niño Gusano,

y ningún policía se incomodaba.

Recuerdo que fuí solo a un concierto.

Cogí mi bicicleta,

pero no acompañé a mis colegas

a la Chimenea,

al Centro Cívico Delicias

o al Arrebato.

Me fuí a las Murallas Romanas

a ver al Algora con su pandereta,

y a la trupe fantástica de gusanos.

Estaba muy acompañado con sus canciones.

Me fuí con más melodías,

con más colores,

más contento.

Pasaron los años y leí a Sergio Algora.

Me gustaba descubrirlo en sus libros de poemas,

por supuesto,

los de cuentos que me pasaba mi hermana,

pero también me alegraba cuando lo encontraba

en el Heraldo,

en la Zum!,

en otras revistas variopintas,

incluso en el Bandolero,

indirectamente.

Levantando el puño.

Con Muy Poca Gente.

Le invité a La Enredadera,

a Radio Topo,

al subsuelo zaragozano.

Con Bigott.

Vinieron y me dejaron el programa patas arriba,

mis compañeras anonadadas,

el guión dado la vuelta

y la polémica servida.

Me gusta mucho conocer punkies

con la cresta para adentro.

Vividores alegres,

que no abundan por estas tierras.

Años antes conocí el Bacharach.

Un restaurante nuevo en mi barrio,

en el corazón de la Zaragoza histórica.

Servían cenas íntimas,

estupendas para parejas

y amistosas conversaciones.

Allí estuve con chicas

y buenos amigos.

Duró poco, una pena.

Se cenaba muy bien

y se estaba muy a gusto.

Como en casa.

Pero los negocios hay que mantenerlos.

Se convirtió en un pub popero,

lo que a priori no me atraía,

pero seguí yendo.

Por Sergio.

Por Anabel.

Por su selección musical

y las buenas gentes que en torno a él se juntaban.

Variopintas personas distintas a mí,

distintas entre sí,

pero contentas junto a Sergio.

Al menos,

en apariencia.

Con la cortina corrida,

en el Bacharach,

la apariencia era ciencia

y las risas eran sinceras.

La pandilla estaba contenta

entre vinos y barbas,

minifaldas y vinilos,

poesías y puritos.

El Bacharach siempre me gustó más

a partir de la 1 de la mañana,

oficialmente cerrado.

Alguna noche,

si caía por ahí,

crapuleaba un poco

con esos tipos tan distintos a mí.

Mis vecinos artistas.

Las que pintan, las que abren bares,

los que pinchan y sacan discos,

los que escriben e incluso publican.

Me eché algunas risas,

como buen “Bricomaníaco” que soy

(esto solo lo entiende el bigotes).

Años antes me emborraché en el Bacharach,

o ya llegué borracho.

Pero no solo,

sino con mi cuadrilla de la universidad.

También conocían a El Niño Gusano,

pero no al músico Burt Bacharach.

A mí me gusta mucho la versión

de “Toute la pluie tombe sur moi”

que canta Aznavour y muchos más.

Se la enseñé y decidí presentarme así a Sergio.

Uno hacía los ritmos,

otro el “tutuaaaaa”,

el tercero la melodía

y otro se reía a carcajada limpia.

Le gustó

y para celebrarlo,

me tiré a la calzada de Espoz y Mina

e hice pitar a los coches.

Algún motorista se incomodó.

A mediodía

arreglaban el bar

y siempre nos saludábamos

o compartíamos algo.

Lo más sencillo

era lo más buscado.

Una tarde, me regaló

“Cielo ha muerto”

y me puso

“Gracias por la búsqueda”.

También escribió otra dedicatoria,

que todavía no comprendo.

Cuando me avisaron de que Sergio había muerto,

me eché a llorar.

Yo no suelo llorar a la muerte,

quizás si se va un ser cotidiano.

Igual Sergio lo era,

seguramente lo es,

porque mientras escribo esto,

una chica sale de la tarta.

Y eso es cotidianeidad.

Como la charradica con el panadero,

el guiño al currela de la esquina

o los saltos bajo el Arco del Deán.

He perdido a un buen vecino,

un barman entretenido

un músico atractivo,

un peculiar escritor,

una gran persona.

Ahora,

¡qué mejor ocasión!

Escucho El Niño Gusano.

Y seguiré con La Costa Brava,

Y con Muy Poca Gente.

Y releeré sus libros de poemas,

descansando en nuestras estanterías.

Y conseguiré otros versos,

y otras historias

de un tipo curioso,

que hablaba de situaciones curiosas,

como la puta vida.

Si la sabes vivir.

Y Sergio, sabía.

miércoles, 9 de julio de 2008

Quién me iba a decir a mí....


...que soñaba con el mar, que en un maldito pantano, mi casa iba a naufragar

Leemos hoy en el Heraldo de Aramón que más de 50 años después,
"los afectados por el proyecto fallido de construir un embalse en Jánovas podrán recuperar sus tierras y las parcelas sobre las que se alzaban sus casas -hoy en ruinas- pero no a cualquier precio. Según declaró el presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), José Luis Alonso, en relación al proceso de reversión de los terrenos que va a iniciar el Ministerio de Medio Ambiente, los antiguos dueños de los terrenos deberán devolver el dinero que recibieron "actualizado". "La persona dispondrá de un terreno con características rústicas o agrícolas, según lo que le expropiaron en su momento, y evidentemente aumentará su valor patrimonial", explicó Alonso.

Según el presidente de CHE, la empresa Endesa tiene así previsto devolver a los antiguos propietarios no sólo los terrenos, "expropiados legalmente" en su día, sino también aquellos que fueron "formalmente vendidos de modo voluntario" hasta completar el total de terrenos que en su día iba a sumergir la presa. Los trámites se iniciarán después del verano y en el proceso están llamados a participar la Asociación de Vecinos Afectados, así como el Ayuntamiento de Fiscal, municipio al cual pertenece la zona afectada, y Endesa. Cada uno de los propietarios recibirá una carta informativa sobre este proceso.

A partir de entonces dispondrán de tres meses para solicitar la reversión. Los datos personales de los afectados deberán ser actualizada previamente, ya que algunos de ellos han fallecido o han fijado su domicilio fuera de la provincia de Huesca. El proyecto afectó en su día a unos 1.500 vecinos de la comarca del Sobrarbe."

Es un motivo de alegría, aunque desconfiamos de la "buena voluntad" de la CHE y una empresa como es ENDESA...
Además, tendrían que pedir disculpas, una a una a todas las familias que fueron expulsadas de sus pueblos, cuyas casas fueron destrozadas junto a sus recuerdos y el valle en que habitaban quedó desolado.

Por ell@s seguiremos exigiendo justicia

Hasta siempre

Sergio Algora, músico y poeta de Aragón, ha fallecido esta mañana debido a problemas cardíacos.
Uno de los nombres imprescindibles de la música y la poesía en Aragón ha fallecido esta mañana sobre las 06´00 horas, según informaciones de Aragón Musical y la agencia EFE.
Según informa en su página web Fran Fernández, compañero del grupo La Costa Brava, Sergio Algora ya estaba "delicado del corazón", del que hace unos años había sido operado, y durante la madrugada "éste le ha fallado".
Sergio Algora nació en Zaragoza en 1969. Su pasión por la música y los textos surrealistas le llevó a fundar El Niño Gusano a mediados del año 93 siendo su voz hasta su disolución en 1999, con quienes escribió algunas de las mejores canciones pop hechas en nuestro país, gracias a los discos Circo Luso (95), El Efecto Lupa (96), El escarabajo más grande de Europa (98 ) o "Fantástico entre los pinos", así como varios EP´s, rarezas y participaciones en diversos recopilatorios. Sus canciones dieron la vuelta a la península e influenciaron de forma directa a numerosas bandas que tenían a El Niño Gusano como grupo de referencia. En 1999, tras la separación de El Niño Gusano, Sergio Algora creó Muy poca gente y empezó a desarrollar fuertemente su faceta como escritor, publicando varios libros de poemas como Cielo ha muerto (2005) o algunos de sus mejores relatos en A los hombres de buena voluntad (2006). En el año 2003 puso en marcha el proyecto La Costa Brava junto a Fran Fernández de Australian Blonde, con quienes publicó seis discos en cuatro años, como "Futuros padres", "Se hacen los interesantes" o "Los días más largos", trabajos que presentó en directo en las más importantes ciudades españolas.
El Periódico de Aragón

"Me preguntó por el estado del mar y se quedó mirando la cicatriz que me atraviesa el pecho. ¿Corazón?, me preguntó. Yo asentí y le miré por primera vez a los ojos."

(El hombre de la maternidad, A los hombres de buena voluntad)

La Plazoleta pierde a uno de sus amados vecinos


Durante la madrugada del lunes al martes, desconocidos han partido por la mitad uno de los árboles que plantaron los operarios del Ayuntamiento hace apenas un mes. El motivo aparente de semejante brutada ha sido el robo de una bicicleta que un vecino había aparado abrazada al tronco del árbol. A mitad de mañana, han retirado el ramaje de la calle, sin que se haya procedido a la plantación de otro árbol. Las vecinas no van a consentir estos ataques nocturnos a la convivencia entre seres vivos en La Plazoleta y ya han anunciado próximas acciones, en compañía o no de sus amigos los Superhéroes, para devolver a su Plazoleta los colores y la vida que merece. El árbol partido será recordado, algo que no hizo el Ayuntamiento desde su plantación, ya que no se molestaron en regarlo ni un solo día, ni apañaron los destrozos en los tutores que colocaron a petición del vecindario, lo que sin duda ha facilitado la sinrazón nocturna.

En otro orden de cosas, pese a las promesas de los concejales y técnicos de Urbanismo y Patrimonio del Ayuntamiento de Zaragoza, entre otros, la Plazoleta sigue en un estado lamentable. Pese a las promesas de tenerla bonita y cuidada antes del inicio de la Expo, el pasado 14 de junio, casi un mes después siguen las tareas de acondicionamiento de la fachada del edificio ilegal. Un inmueble que seguirá deshabitado y en desuso, en pleno centro de Zaragoza, pero que están molestándose en arreglar: tejados, paredes, pintura,... Mientras tanto, las baldosas de la Plazoleta siguen rotas, la limpieza escasa, los destrozos durante las noches de los fines de semana (y otros), contínuos, y los árboles (ahora, el árbol) en pésimo estado.

Este Ayuntamiento es vergonzoso: pero los vecinos seguiremos luchando.

Gracias a los currelas que nos echan un cable y a la gente que viene a la Plazoleta a disfrutar de la calle y la libertad. ¡¡Seguro que entre todos la ponemos en valor!!

martes, 8 de julio de 2008

Llora



Una cosa es morirse de dolor
y otra cosa es morirse de vergüenza
Por eso ahora
me podés preguntar
y sobre todo
puedo yo responder
Uno no siempre hace lo que quiere
pero tiene el derecho de no hacer
lo que no quiere
Llorá nomás botija
son macanas
que los hombres no lloran
aquí lloramos todos
Gritamos berreamos moqueamos chillamos
maldecimos
porque es mejor llorar que traicionar
porque es mejor llorar que traicionarse
Llorá
pero no olvides.
Mario Benedetti

lunes, 7 de julio de 2008

Hablemos sobre la Expo


El pasado viernes 4 de julio de 2008, el Foro de las Luchas del Agua organizó en el Centro Cívico Estación del Norte en Zaragoza un debate sobre la Expo. En él participaron José Luis Martínez de Ecologistas en Acción, Jesús Maestro de Ansar y Cristina Monge de la Fundación Ecología y Desarrollo, así como algunas personas del público, que no se nutría más que de 30 personas.
Desde que Zaragoza fue elegida para ser la sede de la Exposición Internacional 2008, los pocos debates sobre el evento que han propuesto diferentes entidades sociales apenas han congregado a un puñado de ciudadanos. Por parte de Expoagua, la aportación al debate ha sido nula, tratando en algunos casos de dificultar el libre acceso a la información de la ciudadanía. Nos referimos, en concreto, a la compra de los dominios de internet que podían utilizarse para webs críticas (como expo no, no a la expo y otros). No obstante, podemos consultar www.expo-no.es
Aquí va el debate, que lo disfrutéis:




 

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