Santiago Alba Rico pone el punto y seguido a las actividades de la Biblioteca Frida Kahlo

Como colofón a un mes intenso de "Lecturas disidentes para mentes inquietas", las jornadas de la
Biblioteca Frida Kahlo han acabado con un interesantísimo coloquio con Santiago Alba Rico.
Mientras Birosta se iba llenando de niños, mamás con sus bebés, jóvenes y mayores, se visionó uno de los episodios de los Electroduendes de la Bola de Cristal, espacio televisivo cuyos guiones
escribió Santiago.
Zaragoza recibió como merecía al invitado, llenando el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad, el día anterior, y abarrotando Birosta en la tarde del sábado 1 de marzo.
Tras las presentación del coloquio "De los Electroduendes a Leer con Niños", 20 años de literatura y compromiso, Santiago comenzó su intervención con dos cuentos, uno de ellos inédito. Su hábito de leer libros a sus dos hijos (ya van por el quinto tomo de "En busca del tiempo perdido" de Proust), consiguió que incluso los traviesos niños que participaron en el acto disfrutaran con atención los relatos. La suave voz de Santiago, que fue escuchada con un atento silencio, narró las historias de Casimiro y sus 99 criados, la familia de enanitos sin vivienda, Karl Marx o la mamá cerdita, a partir de las cuales introdujo sus reflexiones entorno al brutal sistema capitalista.
A través de estos cuentos inventados para sus hijos, cuyo contenido es muy parecido a los guiones de Los Electroduendes, la charrada se movió entre la literatura, los niños y el capitalismo. Santiago explicó que su labor como escritor "anfibio", entre muchos géneros, se ha inscrito siempre en "la lucha contra una fuerza erosiva que está acabando, al mismo tiempo, no solamente con muchos hombres y mujeres en todos los lugares del planeta, con recursos naturales,... sino también con tejido social, con tejido antropológico, con el peligro, en efecto, de que nos veamos abocados a eso que un gran filósofo que se llama Bernanrd Stiller llama "miseria simbólica", que es la capacidad, sencillamente, de comunicar".
Hablando de "Leer con niños", estupendo libro publicado hace unos meses, Santiago se pregunta
"¿Para qué sirven los niños? ¿Para qué sirven los libros? Y, en consecuencia, ¿quién está
amenazando a unos y a otros?". Reivindica el relato en lugar del gag visual, "imágenes que pasan a toda velocidad por delante de nuestros ojos y restan de realidad y de existencia a los objetos,
convirtiéndose en prolongaciones de la digestión, hasta el punto de que nos producen placer, aunque impliquen la muerte, como en el caso de Iraq". También reivindicó la lentitud, como la necesaria para observar las cosas con atención, como hacemos con los niños o con los libros.
Durante el debate, en el que participaron diferentes personas del público, se habló del consumo de libros y periódicos "de los que no recordamos nada, pero sí lo suficiente para votar mal cuando
llegan las elecciones", de la construcción y destrucción permanente del capitalismo, de la "mirada
canibal del turista", de Cuba y de Venezuela, de las esperanzas en este planeta. Incluso se habló de urbanismo y arqueología: "Cada 10 años hay que edificar de nuevo la ciudad. Lo estáis viendo
aquí, en Zaragoza. Es muy difícil diferencia, allí donde el capitalismo es dominante, entre el
bombardeo de Faluya y la Expo de Zaragoza. Puede hacer gracia, pero es la guerra".
Mario y Marino, dos músicos rumanos que alegran las calles de Zaragoza, animaron el fin de fiesta de las jornadas con un repertorio de jazz en el que no faltaron conocidas melodías de Louis
Armstrong, Frank Sinatra o "La vie en rose". Para autogestionar las actividades, la Biblioteca Frida Kahlo dinamizó el sorteo de tres lotres de libros, fanzines y periódicos que puso el punto final a este mes de actividades culturales disidentes.
Para continuar gestionando el día a día de la Biblioteca Frida Kahlo, os animamos a la participación "para seguir pensando y no perder la esperanza e intentar aplicar alternativas desde aquí. Con modestia y conservando, a través de intervenciones materiales, aunque sean pequeñas, la suficiente humanidad para recordárnos qué debemos salvar", palabras con las que Santiago Alba Rico acabó su intervención del sábado.