A las cosas por su nombre
La transición a la democracia el ejemplo perfecto del fiel continuismo.
Adaptarse a los nuevos tiempos exigía esa amnesia que llaman consenso.
Los partidos de izquierda dejaban de serlo.
Los de derecha decían ser de centro.
Los sindicatos mayoritarios,
culpables de la mayor de las traiciones cometida a los trabajadores,
pasaban a convertirse en funcionarios.
Y la constitución española,
cadena que aprieta, cadena que ahoga.
Cadena del todo todopoderosa.
La norma suprema. La ciega obediencia.
Elegimos de quién ser esclavos y desde qué lado nos vendrán los palos.
Sufrimos el terror del trabajo
a la vez que sufrimos el terror del Mercado.
El poder sigue en las mismas manos.
Los que ayer lo tuvieron hoy lo siguen teniendo.
El ejército está vigilando lo que un día quedaba atado y bien atado.
A las cosas por su nombre.
A las cosas por su nombre.
La bandera española es la bandera fascista.
El ejército español el ejército fascista.
La policía española, la policía fascista.
La clase política, la clase fascista.
Por su nombre.
(Habeas Corpus)
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