(Foto cortesía de Primo. Más en: primo.com.es)
Como había anunciado días antes, Robin Hood acudió a su cita con las vecinas, los comerciantes y trabajadores de la calle de San Braulio. En el corazón del Casco Histórico, en plena Zaragoza turística (la que se supone visitarán miles de personas en los próximos meses) a las 14 hs. del jueves 27 de diciembre de 2007 se celebró la inauguración de “La Plazoleta” para el disfrute de la ciudad.
Puntual en su compromiso, el conocido personaje tenía todo preparado, como había anunciado días antes, para instalar unos maceteros repletos de plantas resistentes al duro invierno en el valle del Ebro. Subido al peligroso andamio abandonado en el número 15 de la calle San Braulio, comenzó a explicar las razones de la acción a las 30 personas congregadas, de muy diversa procedencia, vecinas, trabajadores, comerciantes, curiosos y amigas de la calle, así como un nutrido grupo de periodistas de diferentes medios de comunicación.
Comenzó su arenga detallando los motivos de su solidaridad con las reivindicaciones del barrio, que llevan siendo comunicadas al Ayuntamiento de Zaragoza desde hace años, sin que los jerifaltes municipales pongan en marcha medidas efectivas para mejorar la armonía en su calle, más allá de declaraciones de buenas intenciones. Por ello, se dirigió especialmente a la teniente de alcalde Carmen Dueso, concejala del Área de Servicios Públicos, así como a los responsables de los Servicios de Parques y Jardines, Limpieza Pública, Participación Ciudadana y Movilidad Urbana. Cada una de ellas, en su parcela, es responsable de la situación de abandono en la que se encontraba el entorno de esta calle pegada a la Plaza del Pilar y a la calle Alfonso, las más visitadas de la ciudad.
El conocido luchador en favor de la redistribución de la riqueza recordó las irregularidades vividas entorno a las obras del número 15 de la calle. Empezando por los destrozos de las fachadas colindantes, las grietas y hundimiento de tabiques de domicilios contiguos, la retirada de los pivotes que evitaban el acceso de vehículos a motor a este espacio peatronal y la eliminación de los dos ailantos de gran porte, árboles preciosos que se quitaron con el compromiso de su reposición. Más de 2 años después, sus alcorques permanecen cementados y estériles.
El apoyo mutuo de Robin Hood con las vecinas de la calle es heredero, como decía, de sus ansias de justicia social y de la felicidad para todos los seres vivos. Por encima de despilfarros en horteradas, como la Expo, están las personas. Y las personas de este barrio no demandan proyectos a “gran escala”, sino que funcionen los servicios mínimos que pagamos todos con nuestros impuestos. Por eso, exigió los servicios cotidianos de limpieza pública, especialmente durante los fines de semana, cuando cientos de personas viven sus noches de ocio en el Casco Histórico, trayendo su suciedad y su falta de respeto, en algunos casos, al vecindario.
En la inauguración de La Plazoleta, mientras el público participante expresaba sus vítores y alegría, se recordaron los numerosos árboles talados o destruídos en diferentes obras que campan a sus anchas por Zaragoza sin que nadie les pare los pies, como en Echegaray y Caballero, el Paseo Teruel, Violante de Hungría o los Pinares de Venecia.
Por último, Robin Hood expresó en representación de las vecinas, comerciantes y trabajadores de la calle San Braulio, la invitación a toda la ciudadanía a vivir La Plazoleta como punto de encuentro, para la conversación y el apoyo mutuo, expresando su firme compromiso en colaborar para mantener La Plazoleta viva, limpia y en armonía.
Entre todos, se procedió al cementado de tres grandes maceteros llenos de plantas de distintas especies que se colocaron en los alcorques cementados para evitar el acceso y aparcamiento de vehículos a motor en esta zona peatonal. Se brindó efusivamente con sidra y refrescos de Comercio Justo y se gritó “Queda inaugurada la Plazoleta. Calle y libertad”. La Plazoleta, recordó Robin Hood antes de marcharse a colaborar en otras justas luchas, que ahora el siguiente paso lo tiene que dar el Ayuntamiento, al que hace un mes se dirigió un documento con unas 30 firmas de vecinas, comerciantes y trabajadores de la calle San Braulio, para resolver definitivamente los problemas que enquistan la convivencia en el barrio. En el caso de no recibir respuestas favorables, recordó, volverá para celebrar otras acciones directas públicas.
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